martes, 9 de agosto de 2011

Amanecer de mis amaneceres


Hoy desperté temprano, en un lugar ajeno a la rutina. Abrí los ojos, y entraba un rayo de luz por la ventana. Junto a él, sin pedir permiso, entró el más grande deseo de vivir que había sentido en mucho tiempo. Salí al balcón y sentí la brisa de la mañana acariciando mi piel, cerré los ojos, y me sentí vivo, más vivo que nunca. Probablemente éste haya sido el comienzo de una nueva etapa, sin tormentos, sin preocupaciones y libre de pensamientos traicioneros que buscan derrumbarme.

La vida es increíblemente bella, realmente me parece una calamidad que tengamos el regalo de vivir, de despertar día con día, y no sepamos apreciarlo. Me parece una tontería martirizarse con preocupaciones irrelevantes, pensando siempre en el pasado o en el futuro, pero jamás en el presente. ¡No nos damos cuenta que la vida misma nos invita a vivir!

Las aves pueden volar, pero yo puedo volar más alto; yo puedo soñar, yo puedo sentir, yo puedo tener el mundo en mis manos. Puedo gritar, puedo llorar, puedo reír. ¡Estoy vivo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario